Un tren de piedra:

Lejos siempre tiene un cerca dijo la poeta tatuada antes de lanzarse al vacío. Pies descalzos, el pelo suelto; unos minutos antes yo dije la palabra azul, a partir de ese momento ella empezó a hacerse transparente y leve.

Me asomé por el balcón, la poeta tatuada destruída sobre el asfalto parecía pedir copula y nicotina. Me llevé un par de libros y le dije adiós por siempre.

La tristeza es un tren de piedra, un caldo de cultivo.