Sucesiones involuntarias (Magdiel Midence)

Cuando se te apagó el corazón, con él se apagó el aliento: única luz al final del camino. Yo vi a una mujer con un vestido rojo al otro lado del río en que recibí mi nombre. Una niña me dijo que ella era su amante y respondí asintiendo como una sola verdad aquellas palabras.  Soy un niño y un hombre, la broma de un dios vengativo, igual que su hijo encontré la gloria y mi cábala fue la misma del hijo muerto.  Más allá del silencio sólo los amantes se juntaban pero mi amante era ella: La que esperaba  a los transeúntes más allá del silencio.