-Entonces, ¿fue usted quien dio la orden, señor ministro?-, preguntó el entrevistador.
Acostumbrado a los elogios y sabiéndose preparado para la respuesta que el funcionario daría, guardaba bajo aquel escritorio amplio y transparente una carpeta con material comprometedor, información irrefutable que dejaría sin respuestas al funcionario.
Era el programa de las diez de la noche, el más visto del canal y Armando, el presentador estelar, era el encargado de realizar las entrevistas principales. En esa oportunidad, tenía información sobre un cargamento de especies marinas, declaradas como especie en peligro de extinción, que ingresaron al país de forma irregular por el área de protocolos. En este espacio del aeropuerto ingresa a la nación el cuerpo diplomático y funcionarios que tienen inmunidad. No hay controles ni registros en esa parte del aeropuerto.
Una fuente de Armando le contactó sobre un incidente ocurrido unas noches antes en esa área. Un funcionario corpulento y malhumorado ingresó al país por esa área sin tener inmunidad ni ser diplomático. Un empleado, que más tarde fue destituido, detuvo a esta persona y exigió la revisión del equipaje. Cuando descubrió que el encargo era para un funcionario de alto rango, tomó la decisión de documentar y fotografiar las anomalías que tenía frente a él. De pronto, un funcionario llamó. Era un ministro. Los jefes del aeropuerto despidieron al empleado y ordenaron el ingreso al país de las especies marinas sin declarar.
Tras su destitución, se dirigió al Canal 6 y entregó una copia de todo el expediente. Armando, realizó un par de llamadas, pero no tenía la declaración del ministro, quien había acudido al canal para una entrevista “pagada”. El funcionario quería promocionar un programa que debió hacer desde el inicio de su gestión, pero que tras múltiples retrasos, finalmente estaba listo y realizó una gira por todos los medios para dar a conocer sus hazañas.
Al concluir la entrevista, Armando dio un giro en el tono y comenzó a cuestionar al funcionario. Primero, le dijo que le contaría una historia con la que quizá él está familiarizado. Al mencionar las palabras aeropuerto, noche, domingo, llamada telefónica; el funcionario comenzó a palidecer, sudaba frío y las gotas de sudor resbalaban por su frente. Cuando la entrevista estaba en su punto más álgido, Armando comenzó a sentir un fuerte dolor de cabeza. Escuchaba un sonido repetitivo que penetraba en su mente. Un extraño sabor a sal invadió su paladar y abrió los ojos…
Estaba en una cama desordenada, con papeles tirados en el suelo, botellas de cerveza y ropa interior. Apagó la alarma del teléfono. Se restregó los ojos y tuvo destellos de la entrevista, el funcionario, las hojas que le entregaron. Se despabiló y estaba desubicado, comenzó a cuestionarse quién era, qué hacía en ese lugar. Trató de recordar que realizaba una entrevista y que el funcionario se levantó de su asiento.
Armando pidió al camarógrafo acompañarle para perseguir al hombre para que respondiera. El funcionario era rápido y mientras descendían por las escaleras de servicio se percató que su compañero no estaba y no había rastro de la cámara. Luego, frente a él, dos hombres de la guardia presidencial lo golpearon en la cabeza y por eso está en ese lugar.
Si, eso pasó, por eso estoy aquí. Se puso de pie, en el desorden observó que había droga en la mesita de noche. La alfombra estaba quemada y había colillas de cigarro regadas por todos lados. Ingresó al baño y allí, en la tina, observó lo que quedaba de una hermosa mujer. Estaba desnuda y con el cuello cortado. La tina se había llenado con su sangre. Armando dio un fuerte alarido y de pronto, la puerta fue derribada y varios policías, con cámaras y medios de comunicación, ingresaron a la habitación, filmaron el desorden y a Armando, quien tenía sangre por todo el cuerpo. Hablaba y deliraba sobre una entrevista, un contrabando de especies y una trama gubernamental para tenderle una trampa.
Tiempo después y tras ocurrir la audiencia de primera declaración, el Canal 6 dabal la noticia de que el antiguo conductor del programa estelar, capturado por narcotráfico, asesinato y secuestro, se había colgado en el interior de la prisión. Las cámaras del noticiero captaron en exclusiva los momentos posteriores a la muerte del periodista.
-Miren los pies, parece que aún se mueve, pero está muerto. Miren la soga, la precisión con la que la ató, seguro, por sus influencias, consiguió que algún guardia le trasladara la cuerda, una escalera para levantar hasta la viga más alta y luego, hizo un nudo con precisión y se colgó. Seguro ese mismo guardia, que de seguro investigarán las autoridades, también se llevó la escalera y dejó abierta la puerta para que fuese encontrado rápidamente, por nuestras cámaras, que casualmente, realizaban un reportaje de cómo los reos utilizan la escultura y la pintura para ordenar sus pensamientos y tener una reinserción pronta en la sociedad”-.