La Tragedia Apática

    Todo era tan oscuro que apenas se podía ver a través de la penumbra. Los grandes edificios de la ciudad decoraban el sombrío paisaje, había muy pocos faroles que de vez en cuando se encendían, que se encendían solo para demostrarme que ella estaba presente, quizá ella los prendía para hacerse notar, para demostrarme que siempre me seguía, algo irónico pues ella siempre me daba la espalda y no hablo metafóricamente, digo que cada vez que la luz del farol de turno se encendía ella estaba allí, con sus altos tacones, una cabellera que llegaba hasta sus piernas, y sin embargo nunca se daba la vuelta, nunca me miraba, pero de modo macabro yo sabía que me veía.

    Ella no se quedó callada mucho tiempo, sin dejar verle la cara me empezó hablar, era raro pues sabía que era yo a quien le hablaba pero nunca se volteo, solo movía sus brazos como seña que se comunicaba, y una voz algo encantadora, de no ser por lo siniestro de su propuesta.

    Me dijo que me estaba esperando, que ya nos habíamos conocido y que tenía maravillosos planes para mí que me habían estado observando y depositaban confianza en mí. De repente pude ver a otra de ella a su derecha pero aún más alta, más delgada, más intimidante. Dijeron que tenían altas expectativas, que no podía decepcionarla. Fue ahí cuando se asomó una figura a su izquierda, estaba completamente bañada de negro, la luz del farol no era suficiente como para que fuese absorbido por esta figura. No dieron muchas explicaciones como era de esperarse, lentamente se desvanecieron en la oscuridad.

    Ni me tome la molestia de preguntarle algo a ella. Porque debía, si al final podía prender la tele y olvidar todo el asunto, busque el control por todos lados. Para cuando lo encontré ella estaba detrás de la tele, podía identificarla claramente, esa cabellera no se ve en todos lados, me pare y fui al armario de mi alcoba a  buscar un abrigo por el frío insufrible que hacía, nunca cabría en mi cabeza que mi madre estaría en la casa también, había olvidado que se encontraba en el cuarto de al lado, la podía ver a través del armario.

    Nunca debí abrir ese armario mi madre me escucho y no me quedo de otra que echar a correr, no tuve más remedio; quería a mi madre, pero no podría ignorar el hecho que se aproximaba y cruzando el armario se hacía cada vez más y más grande llegando a ser inmensamente colosal, mala suerte para ella porque no veía muy bien, por lo que torpemente caminaba atreves del cuarto, una gran oscuridad iba detrás de ella, parecía como si ella le alumbrase el camino a la oscuridad para llegar a mí, llego un punto en el que solo podía distinguir sus pantuflas de algodón y solo mirar las venas de sus viejas piernas. El corredor de mi casa era muy largo, aproximadamente veinte kilómetros, centímetros de más o de menos a quien le importa-

    El ultimo florero lo pase hace quince minutos y la doña que la cual nada se pude distinguir me pisa los talones, me estoy empezando a preguntar si en verdad es necesario que siga corriendo no he sudado nada, mi corazón no muere por escapar, solo he perdido mi tiempo, de que sirve que siga así, empiezo a dejar de correr y solo camino; la oscuridad que corría detrás de mi madre finalmente me alcanzo. Mi madre desaparece solo para que todo se torne negro de nuevo y tres reflectores son accionados revelando a mujer de nuevo.

    Ahora ella no se miraba tan elocuente, de algún modo yo sabía que estaba enojada, solo estaba parada sobre esos altos tacones, volteada, aunque podía sentir su penetrante mirada a través del velo de su pelo, cuantos minutos más serán necesarios para que se vaya, ¿Qué más faltara?, ¿Qué necesita ella?.

    Se mantiene ahí parada, quizá esperando que me dé la vuelta para acabar conmigo, el frío sobre el espacio se hace cada vez más intenso un sentimiento vomitivo comienza a crecer sobre mi estómago, he dejado de producir saliva, el suelo está muy lejos. Ella sigue sin mover un solo musculo, decido no decirle nada pues no hay nada que decir. Fue ahí cuando ella rompió el silencio:

–Nos vemos de nuevo en esta situación, me has demostrado que nunca cambiaras, siempre serán iguales las cosas, todos ustedes han sido iguales no sé porque pensé que finalmente tu cambiarias las cosas.-

    Bruscamente ella dio un brinco desde donde estaba y se acercaba a mi ser a toda velocidad, para protegerme solo cerré los ojos.

    Si los abría es evidente que ella justo enfrente mío, ella está esperando que los abra para arrancármelos, para morder mi cara, para perforar mis huesos pero no dejare que eso suceda. Inexplicablemente siento que me muevo, siento cosas punzantes y molestas intentando perforar mi codo, que rayos estará pasando allá afuera. Y no tardo mucho para cuando sentí que la gravedad hacía efecto en mí. La curiosidad me gano y abrí los ojos solo para descubrir que estaba cayendo, cayendo en la oscuridad. Choque con el suelo de espaldas, había una compuerta en lo alto por donde intuyo que me lanzo. Podría verla del otro lado de la compuerta, nunca volteo pero siempre me miro y rápidamente levito y se alejó.

    Para cuando me pare y mire a mi alrededor finalmente entendí todo lo que me ella decía, si efectivamente nos habíamos conocido, así lo demostraba miles de mis cabeza cercenadas sobre mis piernas, mis brazos y torso ensangrentados no solo habían uno, habías muchas se podían ver miles, en todas las direcciones infinitamente desde el inicio de los tiempo y hoy fui el ultimo.