Arpegios de víboras

Abren sus bocas de mármol
para golpear a la sangre y
guerrear con fantasmas.

Van de frente, vienen de espaldas,
cuecen sus dedos y levantan vuelo
con sus alas de palo.

La cuerda tal, traste tal, tonada tal,
sus párpados violáceos chorrean
mi lengua muerta.

Hoy descubrí que mi amante tiene un garfio
y me besa con un ojo abierto
con su pupila que brilla como un cuchillo
partiendo la melodía.

Dedo medio en cuerda uno, mano derecha relajada,
ellos y ellas pronuncian mi nombre
y me muerden el hombro y siento su aliento de hienas,
S.O.S. en botella de ácido.

Lo siento, perdón, lo siento, perdón, lo siento
quiero hervir tu aorta en mi tazón de leche y
sorber pentagramas.

Ya no me invitarán a su mesa ni me tocarán la rodilla
para sentir mi hueso roto, mientras se ríen y se asolean,
de este lado hay una canción que tuvo que huir
por la puerta de atrás.


Víboras.