Hace
cientos de lunas que no duermo
deambular
sobre suspiros ya no es grato,
aunque
no hablo más con la noche
sentarme
a contemplarla es ahora la rutina.
Los
ojos estallan en silencio a cada parpadeo
mi voz
desaparece, solo me queda esto,
letras
que devoran ilusiones para tomar forma.
Amanezco
con intenciones de soñar
observando
figuras que escapan a la luz
oyendo
voces y gritos de sombras que me observan.